Cuando, luego de vivir muchos años en el exterior, regresé a
Venezuela el año 2008 me encontré con la obvia necesidad de movilizarme en la
ciudad. Siempre he tenido vehículos, carros o motos, y debo confesar que me hice muy adicto a ellos, pero también he usado la
bicicleta desde que era un niño y recuerdo ir a visitar a mis amigos en mi primera Benotto
negra y después en una Raleigh azul que me encantaba. Comencé a ir en bicicleta a mi oficina (de Santa Paula a Sebucán) a finales de los años 80's.
La bicicleta se presentó como una lógica alternativa para
una nueva vida en una ciudad como Caracas, así que encontré unas bicicletas (algunas casi en calidad de chatarra) abandonadas por familiares y amigos (quienes estuvieron felices al verse librados de ellas) y construí mi bicicleta, pieza por pieza, usando nuevamente todo lo posible y sustituyendo por piezas nuevas aquello en muy mal estado. Mi hermano me regaló
una vieja parrilla de aluminio y......a la calle. Usé esa bicicleta por años hasta
que hace unos meses la robaron del patio de mi casa, el único sitio donde nunca
pensé que tenía que encadenarla. Lamentable error.
En fin, yo sigo con la historia del reciclaje y de volver a
usar las cosas. Creo importante aplicar esos principios a todos los aspectos de nuestras vidas, incluyendo nuestras bicicletas: no solo comprar y botar para comprar de nuevo. De allí viene el comienzo de esta
idea, este “COMENZAR DE CERO”.
Lo que tengo en mente con este experimento, es intentar armar una bicicleta urbana hibrida, rin 26
o 27, con la mayor cantidad de piezas usadas provenientes de diferentes donantes o proveedores individuales (venta, trueque, intercambio, etc), documentar
todo el proceso de conseguir las piezas, los problemas de compatibilidad entre
partes, quien y con que contribuye, que se aprovecha y como, con el objetivo producir un
manual digital para que cualquier persona pueda contar con una guía para hacer
su bicicleta a partir de partes usadas. En este manual se indicarían los
recursos utilizados, herramientas, procedimientos, costos, lugares donde
conseguir repuestos y cualquier información considerada pertinente. El manual
se pondría al alcance de todos como documento libre al que se pueda ir sumando
y actualizando información.
Las piezas
no empleadas estarán a la disposición de quien las necesite usar en algún proyecto especifico, siguiendo la modalidad en que fueron obtenidas. Las piezas compradas tendrán algún costo de recuperación, pero las demás podrán ser intercambiadas o conseguidas sin ningún costo.
Se formaría una red de ciclistas interesad@s en intercambiar
partes, conocimientos, asistencia práctica (¡manos al asunto!) e información
pertinente y a través de esta red se podrá ayudar a compañeros que tengan
problemas con su bici o que necesiten una bici, que estén dispuestos a construirla
con sus manos y requieran ayuda para lograrlo.
Aunque yo no soy mecánico de bicicletas, puedo ayudar a resolver muchos problemas y ofrezco mi asistencia cuando me sea posible darla. No me importa
ensuciarme las manos, al contrario, eso forma parte de todo esto.